Aceptación

Únicamente aceptando las cosas como son conseguimos cambiar nuestra realidad.

Parece una paradoja y lo es, es la paradoja del Universo: para modificar algo primero tenemos que aceptarlo.

En terapia eso lo sabemos muy bien. Para que se dé la curación primero tenemos que aceptar que estamos enfermos. Para solucionar un problema primero tenemos que aceptar que lo tenemos. Para poder perder peso lo primero es aceptar nuestro peso actual.

Solo desde la aceptación de lo que es, dejamos de oponer resistencia y de prestar atención al aspecto de la realidad que queremos eliminar de nuestras vidas, propiciando que lo que realmente deseamos se manifieste.

Vamos a ver: mientras no aceptamos algo estamos cargando ese aspecto de energía, lo estamos alimentando con nuestra atención y ya sabemos que todo aquello a lo que le dedicamos atención crece. Si no lo aceptamos lo mantenemos en el foco de nuestra conciencia y hasta que no lo saquemos de ahí se seguirá manifestando en nuestra realidad. Únicamente en el momento en que lo aceptamos, en el momento en que lo retiramos de nuestro foco de atención, que nos olvidamos de ello, conseguimos que sobrevenga el cambio, nos abrimos a la manifestación de lo nuevo.

Una variante más espiritualidad es la Rendición, consistente en aceptar las situaciones trascendiendolas confiando en que detrás de todo está Dios, en que todo lo que acontece responde a un Plan Divino y que es para nuestro bien más alto...

...Aunque no lo veamos, aunque no lo comprendamos, hay una Inteligencia Superior que mueve los hilos... y confiamos en Ella... porque sabemos que solo quiere lo mejor para nosotros...porque sabemos que el Creador ama lo creado... y el Amor Incondicional que de Él recibo aleja el miedo de mi vida.

La gran diferencia con la resignación consiste, desde mi punto de vista, en que en la aceptación sé que hay Luz tras de la sombra. En la resignación solo es la sombra lo que percibo.

Acepto porque confío en que un Dios-Amor tiene un Plan perfecto y maravillosos para mi vida.

Me resigno porque creo que no puedo evitar lo que un Dios-Juez ha dispuesto para mi existencia.


Solo es cuestión de percepción porque Dios siempre es el mismo, pero el estado emocional que llevan implícitas dichas actitudes es muy distinto.

Uno libera, el otro hace siervos.

Y Dios no quiere hijos obedientes, quiere hijos libres.

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