TESINA, 4

YO PERDONO
A estas alturas ya nos habremos dado cuenta de que lo que nos muestra el Universo en sus diferentes aspectos solo es un reflejo de lo que hay en nuestro interior, según la Ley Espiritual de “Como es adentro es afuera”. Incluso los cambios que están convulsionando en este momento nuestra sociedad y nuestro planeta son un reflejo de nuestros convulsos procesos personales, son un reflejo de nuestra sombra.
Por el momento parece que lo mejor que podemos hacer es asumir estos cambios y acompañarlos de forma consciente, en lugar de intentar evitarlos.
¿Cómo hacer este proceso de cambio con el menor sufrimiento?
…Aceptar…soltar…liberar…no reaccionar…distanciarnos…en la base de todo ello está el perdón…
Perdón es la palabra mágica que nos libera…del pasado, de los enganches a los otros, de nuestras propias limitaciones, del sentimiento de culpa por no ser perfectos, de la falta de amor hacia nosotros mismos…principalmente de la falta de amor hacía nosotros mismos, que es uno de los núcleos principales de nuestra sombra, sino él único.
Solo podemos iniciar un cambio profundo, comenzar una nueva vida cortando todas las ataduras, soltando amarras, solo así podremos llegar a la otra orilla.
Nos equivocamos al sentir que las amarras, los enganches, son asideros seguros, no es así. Son clavos ardiendo a los que nos aferramos y absorben todo nuestro potencial, nos cortan las alas, es imprescindible que los soltemos para poder volar. Estos enganches están configurados por emociones que nos producen conflicto, por situaciones sin resolver, miedos, dudas, rencores…aspectos doloridos de nuestro niño interno, experiencia que han crecido en la sombra del inconscientes y que pulsan desde el abismo, sombras inmensas mal iluminadas, pequeños asuntos que siguen proyectando su amenazante sombra desde el lugar oscuro donde decidimos ocultarlas…y allí, en el olvido, siguen creciendo…
Estas sombras también se proyectan sobre las personas del entorno que nos rodean, afeando su belleza con la fea mascara compuesta con aquello que no somos capaces de ver en nosotros mismos, porque esta es la única forma que tenemos de ponernos delante de nuestra realidad inconsciente, sacarla a la Luz con la ayuda de las personas que la Vida nos trae para que tengamos la oportunidad de aprender más sobre nosotros.
Cuando asumo la actitud y la conducta del otro para conmigo como una proyección mental de mi mismo, estoy asumiendo a la vez la responsabilidad de mis pensamientos, acciones y emociones y con ello el control consciente de mi propia vida.
Una manera muy efectiva de profundizar en el perdón es la técnica de Ho´oponopono, que nos llega desde las Islas Hawai, donde ha sido practicada por sus chamanes desde el principio de los tiempos como herramienta de sanación.
Hay varias maneras de trabajar con esta técnica. De todo lo que yo he leído sobre ella la práctica que a mi más me gusta se basa en cuatro pasos o palabras clave: LO SIENTO, PERDONAME, TE AMO, GRACIAS.
Son cuatro pasos que tenemos que dar de forma consciente, y si lo hacemos bien, sanamos en nosotros y en el otro, aquello que nos remueve su presencia.
La técnica también se puede aplicar a situaciones de vida concretas que necesitemos modificar.
Aquí se produce un trabajo en pareja. La presencia del otro, el encuentro, nunca en ningún caso es casualidad, antes bien, es una oportunidad para el auto-conocimiento y la auto-sanación, es por ello por lo que terminamos agradeciendo su presencia en nuestra vida, pero empecemos por el principio.
Esta milagrosa técnica de Ho´oponopono se basa en el perdón hacía uno mismo y el perdón hacia el otro, pero bajo el matiz de que no seremos capaces de perdonar al otro desde el corazón hasta que no nos perdonemos a nosotros mismos, que es a quién realmente tenemos que perdonar.
En la técnica se trabaja bajo la premisa de que todo lo que nos muestra el otro de sí mismo y que tanto me molesta es una parte mía que tengo que sanar, y el espejo del otro me ofrece la oportunidad de verlo y trabajarlo.
Lo veo en el otro y me molesta a mí porque también está en mí, porque lo tengo incorporado en mis esquemas de funcionamiento, sino fuese así me resultaría imposible reconocerlo, y aún reconociéndolo, no me vería afectado por ello.
Y aquí viene el sentido de LO SIENTO:
Siento ver en ti lo que es mío. Siento haber removido en ti ese aspecto, siento hacerte sentir y parecer tan mal como te estoy viendo, porque he sido yo la causa de eso que esta en ti cuando estas frente a mi, y tanto me molesta, porque eso, no es tuyo, es mío.
En este punto debemos identificar aquello del otro o de la situación que creo que tengo que perdonar y que es la causa de nuestros problemas, y darme cuenta de que soy yo quien tiene el problema, que soy yo quien tiene que pedir perdón.
PERDONAME:
Perdóname por haberte obligado a mostrar ese lado oscuro, por haber removido en ti con mi presencia tus aspectos más negativos.
Para identificar estos aspectos debemos conectarnos con el inconsciente al nivel más profundo que podamos, con nuestro niño interior, que es el que está dolido, el que sufrió el daño, el que aún respira por la herida, el que está asustado y tiene miedo de que le vuelvan a dañar.
Debemos hablar con él, preguntarle que le pasa, que fue lo que le asustó, que fue lo que le hizo daño…y escuchar.
Para abrazarle a continuación y hacerle ver que está protegido, que el daño que ha recibido pertenece a un tiempo superado y que ahora ya no hay motivos para asustarse, porque es el miedo del niño interior desde donde conectamos con el dolor y desde donde proyectamos en el otro nuestro lado oscuro.
Y es también a ese niño al que debemos pedir perdón, al mío y al del otro, por no habernos hecho cargo de sus emociones y de sus necesidades hasta el momento presente. Por no haber visto antes su miedo, y haberle dejado a solas con él.
Por todo ello, PERDONAME.
TE AMO:
Dirigiéndonos a nuestro niño interior hacemos una reflexión en esta dirección: Te amo incondicionalmente y te acepto tal como eres; me amo incondicionalmente y me acepto tal como soy.
Cuando me amo a mi mismo sin condiciones, puedo amar al otro. Pero si para amarme me pongo condiciones, jamás podré amar, porque no seré capaz de aceptar al otro tal como es, porque no me acepto tal como soy. Y nadie podrá amarme, porque nadie podrá amar en mi lo que yo mismo no puedo amar.
Si no me amo de forma incondicional, siempre estaré poniéndome parches, ocultándome, amaran en mí una mentira perfecta, y perderé mi energía en mantener los parches en su sitio.
No tengo que ser diferente a mi mismo, en ser auténticamente yo y gustarme como soy, distinto a todos los demás, como lo somos todos, reside mi autentico valor. Yo Soy una obra única y perfecta. Tú eres una obra única y perfecta. Tus defectos/mis defectos, son perfectos porque forman parte de nuestro equilibrio, porque nos ayudan a superarnos a nosotros mismos, a desarrollar todo nuestro potencial explorando nuestras posibilidades. Venimos imperfectos para que tengamos la oportunidad de descubrir que somos Dios.
GRACIAS:
Gracias, de corazón, gracias, por hacer de espejo, por mostrarme lo que tengo que sanar, aquellas áreas de mi personalidad sobre las que tengo que trabajar para encontrar el potencial que esconden. Gracias por haberte prestado a ser un instrumento para mi crecimiento y sanación.
Por todo ello te doy las GRACIAS.

Comentarios