El Mariachi

Viajar en metro cada vez resulta más ameno.

Siempre ha habido gente tocando en los pasillos, músicos aficionados o estudiantes repasando las partituras mientras se sacaban algo de paso.



Con esto de la crisis el metro esta plagado de artistas, unos mejores que otros, que se reparten las esquinas y pasillos...está claro que a cambio de  un porcentaje o alquiler que alguien se debe estar llevando de gratis...

Sí haces todos los días el mismo recorrido, te puedes dar cuenta de esto facilmente porque todo está muy organizado, a cada hora, cada día, te encuentras con el mismo músico durante una semana o dos, y al cabo de ese tiempo otro le toma el remplazo...es como cuando alquilas el apartamento en la playa por semanas...

Hace unos días apareció en mi recorrido un Mariachi, el tipo tenía mucho éxito, ya estaba allí cuando yo iba al trabajo por la mañana...y al volver por la tarde seguía estando...le debía salir bien rentable, los extranjeros se paraban a hacerse fotos con él como si aquello fuera tipical spanish...a mi me hacía muchisima gracia, sobre todos porque el Mariachi era rubio y de ojos azules, del tipo nórdico pero en más bajito...nada que ver con la imagen cliché que todos tenemos de ellos.

El Mariachi permaneció durante tres días a jornada completa firme en su sitio, en concreto los días 24, 25 y 26 de julio...

A media mañana del día 26, de repente, se hizo la luz en mi linda cabecita...¡Dios mio, la conexión con Mejico, con los Mayas!...el Mariachi la estaba señalando, el Mariachi había aparecido en ese lugar por el que yo pasaba todos los días en sincronía perfecta con el cambio de calendario Maya...

...Pero eso era verdad...¿o me lo estaba inventando?

De vuelta a casa a la hora de comer el Mariachi seguía en su esquina al pie del cañon dandole a las rancheras...me fijé en que cada vez que yo le había oido el estaba terminando la canción...bueno, simplemente una coincidencia tontorrona más...

Esa tarde celebramos en El Escorial una ceremonia de apertura del nuevo ciclo de más de cincomil años que daba comienzo ese días, en sintonia con nuestros amigos de Mexico y de Guadalajara (España)...

Al día siguiente volví a hacer el mismo recorrido, pero al Mariachi ya no estaba allí, y lo más curioso es que esa esquina no la ocupaba nadie en sustitución, estaba vacía...

Desde que sucedió esto, he estado tentada a contarlo varías veces, pero me parecía que únicamente podía tener sentido para un grupo muy limitado de personas...decidí no escribirlo...pero la semana pasada la idea volvió a mi cabeza y ayer por fin sentí que podía contarlo...pero se me olvidó...sabía que algo quería escribir pero no recordaba el qué, así que no le dí importancia y seguí llevando el día entre pitos y flautas...

Al volver por la tarde a mi casa, el Mariachi, tras largos días de ausencia,  estaba de nuevo allí , a las siete y media de la tarde...aunque  por la mañana no había estado...

De repente, y solo gracias a él,  me acordé de mi decisión de escribir esta historia...y me eché a reir...

Esta mañana...la esquina volvía a estar desocupada...

La vida nos da toques...nos manda señales...continuamente nos recuerda lo que tenemos que hacer...algunas veces de forma sorprendentemente original y divertida...la Vida tiene un profundo sentido del humor, que a veces nos cuesta entender...

Por otro lado es evidente  que la conexión con  México se dio, allí estaba el Mariachi en los días adecuados para que yo pudiera verlo, por si no lo tenía claro...

...Me encantaría poder compartir esto con él, porque  creo que lo entendería.

Comentarios